Futuro de la Neurociencia: Angélica Torres-Berrío
"Futuro de la neurociencia" es una serie de entrevistas con miembros en ascenso del campo. Un complemento con visión de futuro de la serie de autobiografías "Historia de la neurociencia" de la Sociedad para las Neurociencias (SfN). Los entrevistados reflexionan sobre sus carreras emergentes y comparten pensamientos sobre hacia dónde creen que se dirige la neurociencia.
La Dra. Angélica Torres-Berríoes becaria postdoctoral en el Instituto Friedman del Cerebro en el Hospital de Monte Sinaí en Nueva York y becaria de la Organización Internacional para las Investigaciones del Cerebro (IBRO, por sus siglas en inglés). Su investigación se centra en comprender cómo el estrés induce alteraciones epigenéticas duraderas asociadas a la depresión y a la disfunción cognitiva. También es miembro del comité asesor de la Fundación STEM sin Fronteras, una organización que busca ofrecer oportunidades a los jóvenes estudiantes de las zonas rurales de Colombia para un mejor futuro en la ciencia. Su sueño es tener su propio laboratorio y dar más visibilidad a los neurocientíficos de América Latina.
Neurociencia Trimestral: ¿Por qué elegiste seguir una carrera en neurociencia?
Angélica Torres Berrío: Me dediqué a la neurociencia porque un día me perdí en la calle. Se acercaba el final de semestre durante mi licenciatura y tenía mucho trabajo que hacer para mis asignaturas. En una ocasión, pasé la noche en la casa de una amiga para terminar una tarea que teníamos que entregar al día siguiente. No dormí en toda la noche. Esa mañana, tomé una ducha y salí corriendo para la universidad; siguiendo una ruta que había recorrido muchas veces, pero como ese día estaba muy estresada por llegar tarde a clase, decidí tomar un atajo. Tomé una ruta que pensé que era la más rápida, pero en realidad terminé perdida. Me detuve un momento y traté de pensar con claridad en qué lugar me encontraba e identifiqué algunas de las calles que creía conocidas, pero me perdí de nuevo. En realidad, estaba caminando en la dirección opuesta a donde tenía que ir. Luego de un rato, logré ubicarme y caminar hacia la dirección correcta. Al final, llegué a mi clase media hora más tarde. Después de reflexionar sobre este evento, pensé: "Creo que necesito entender por qué mi cerebro no estaba calculando dónde me encontraba". De esta manera empecé a aprender sobre la memoria espacial y el papel del hipocampo, además de cómo el estrés afecta la memoria espacial. Así es como terminé haciendo neurociencia./p>
NT: Ahora que haces investigación en neurociencias, ¿cuál es tu área específica de investigación?
ATB: Durante mi doctorado, inicialmente estudié los efectos del estrés en la memoria espacial, pero luego cambié de laboratorio y comencé a estudiar cómo el estrés aumenta la vulnerabilidad a la depresión. Mi carrera científica se centra en entender cómo el estrés es el factor principal de riesgo para los trastornos psiquiátricos, incluidos aquellos que implican alteraciones en las funciones cognitivas. También me interesa investigar cómo el estrés afecta estos comportamientos a lo largo de la vida. Este punto es importante porque cuando experimentamos estrés muy temprano en la vida, éste tendrá un gran impacto en el desarrollo cerebral y aumentará la vulnerabilidad a los trastornos psiquiátricos.
NT: Tu educación y carrera se han extendido por cuatro países y tres continentes. ¿Qué motivó esos movimientos?
ATB: Mi trayectoria profesional no ha sido una línea recta. Una de las razones es que la neurociencia en mi país de origen, Colombia, no estaba muy desarrollada. Cuando terminé mi licenciatura en Colombia, no hablaba nada de inglés, pero yo quería continuar mi crecimiento científico. Encontré un programa de maestría en España que en realidad era más asequible que hacer un programa en Colombia. Mientras estuve en España, estudié inglés por mi cuenta. Eso me preparó para pensar en hacer una carrera en Norteamérica. Luego solicité la admisión a la Escuela Canadiense de Neurociencias de la Organización Internacional de Investigación del Cerebro (IBRO), que es un programa de capacitación para estudiantes latinoamericanos y africanos. Entré en la escuela, la cual se realizó ese año en Montreal, específicamente, en la Universidad de McGill, que es prácticamente uno de los íconos de la neurociencia en todo el mundo. Me enamoré de Montreal y envié mi aplicación a McGill para estudiar mi doctorado. Actualmente, me encuentro en el laboratorio del Doctor Eric J. Nestler realizando mis investigaciones posdoctorales. Este camino, que no fue del todo directo, sigue siendo el “más corto” considerando los medios económicos que yo tenía en ese momento y lo costoso que es postularse a una escuela de posgrado en Norteamérica cuando vienes de un país en vías de desarrollo. Mi camino indirecto me ayudó a navegar por los sistemas académicos en esos países, así como a conectarme con una variedad de estudiantes que finalmente se convirtieron en mis amigos y colaboradores.
NT: ¿Cómo ha sido tu experiencia como estudiante internacional?
ATB: Ser estudiante internacional cuando vienes de un país en vías de desarrollo es un gran desafío. Terminas tus estudios con cierta preparación en tu país de origen, pero cuando llegas a instituciones internacionales tienes vacíos en muchos aspectos y necesitas ponerte al día. Otro desafío es, por supuesto, la barrera del idioma. Hay algo que empecé a llamar "el síndrome del doble impostor". Es cuando sientes que no eres lo suficientemente competente (síndrome del impostor normal), pero también lo sientes en un segundo idioma. Puede llegar a ser difícil expresar tus ideas, hablar con hablantes nativos, escribir un artículo o dar una charla. Enfrentas estos desafíos mientras que a menudo estás sujeta a un sesgo implícito por parte de evaluadores o colegas. Otro problema es no ser eligible para becas y premios. En ocasiones no he podido solicitar becas en mi país de origen porque no estoy físicamente ahí y no estoy afiliada a ninguna institución. Tampoco he podido postularme a muchos premios aquí en los EE. UU. porque no soy de aquí y tengo una visa.
NT: ¿Qué pueden hacer los países occidentales para apoyar a los países en desarrollo y sus programas de investigación?
ATB: Es muy importante facilitar la movilidad y dar mayor visibilidad al trabajo que realizan los investigadores en los países en vías de desarrollo. Hace un par de años escribí un artículo de revisión sobre la investigación en neurociencia que se ha realizado en América Latina. Cuando compartí dicho trabajo con colegas, me sorprendió bastante que muchas personas en los Estados Unidos no supieran quiénes eran esos investigadores o conocieran su trabajo pese a su relevancia. Este tema es importante porque no sólo podemos aumentar la colaboración, sino que probablemente hay trabajo que se ha realizado en dichos países y que está siendo ignorado en países industrializados. Brindar más oportunidades a estudiantes o investigadores de los países en vías de desarrollo tal como lo hizo conmigo la Escuela Canadiense de Neurociencia, puede hacer que ellos estén más al tanto de la ciencia de vanguardia más reciente que se está realizando en estos países. También puede hacer crecer la forma en que dichas personas piensan científicamente y así poder aplicar dicho conocimiento en sus países de origen.
NT: Describe tu experiencia en el Programa de Mentores de Revisores (RMP), la iniciativa de SfN que une a los aprendices con un mentor para practicar el proceso de revisión por colegas. ¿Cómo ha impactado tu trabajo?
ATB: Al finalizar mi doctorado, decidí postularme a este programa porque es realmente importante saber cómo revisar un artículo. Es un buen ejercicio para escribir y sinceramente disfruté de la orientación por parte de un científico experimentado. Creo que esa es la parte más importante porque obtienes comentarios de alguien que es editor de una revista o un experto en el campo, pero también puedes llegar a conocer a esa persona. Después de ser revisora para este programa de mentores, empecé a recibir muchas invitaciones de revistas científicas para revisar trabajos. Como revisora, el tipo de preguntas que hago a otros científicos se refleja en mi propia investigación. Me imagino que soy una evaluadora de mi propio trabajo y trato de pensar en el tipo de experimentos que podrían pedirme. RMP es una iniciativa excelente y me gustaría animar a los estudiantes jóvenes, especialmente a aquellos de países en vías de desarrollo, a participar en este programa.
NT: ¿Adónde esperas que te lleve tu carrera durante las próximas décadas?
ATB: Definitivamente me gustaría seguir investigando y tener mi propio laboratorio. Mi escenario ideal es seguir trabajando en la investigación animal pero también me interesa la investigación traslacional. Creo que el trabajo que hacemos en el campo del estrés tiene enormes implicaciones para el público en general. Especialmente ahora con la pandemia de COVID-19 y todos los niños que han estado expuestos a diferentes factores estresantes al estar en casa y no poder interactuar con otras personas. Ese problema va a tener un gran impacto en las próximas décadas, y nosotros, como neurocientíficos, podríamos ayudar a mitigar estos efectos.